Yo no me puedo reprimir (que si no reviento) y os lanzo a modo de Manifiesto mis sentimientos. Para el que tenga unos minutos
MANIFIESTO
El miércoles no arrollaron a un
ciclista, a una persona, a Santi, me arrollaron a mí, nos arrollaron a todos. La rabia nos revuelve las vísceras, la
prudencia nos hace mantener la calma, pero si no nos movemos, no nos levantamos
¡no somos nada!
Todos somos conductores, peatones
y algunos somos ciclistas también. En la carretera existe la fatalidad, que
como en cualquier aspecto de la vida hay que asumir, pero el verdadero problema
es de educación y cultura, sin olvidar el de la consideración de administrado
sin cobertura.
Digo Educación y Cultura y podría
abundar con otros sustantivos como Respeto, Sensibilidad, Tolerancia y Sentido
Común. La Cultura a la que me refiero, es el concepto de CULTURA con letras
mayúsculas, no como cantidad de conocimientos, sino como la capacidad que todo
ser racional debiera tener para cambiar de registro, capacidad mental de ponerse
en el lugar de los demás. La Ignorancia no es un atenuante, la falta de Sentido
Común, tampoco.
Los segundos que pierdes
reduciendo la velocidad cuando me rebasas, no te legitiman a ponerme en riesgo.
No voy a discutir si has dejado 1,40 o 1,70, si te aproximas a mi me puedes
tirar. En discontinua no hay que guardar 1,5 m, tienes que irte al otro carril
y en discontinua si no puedes adelantarme, vale más mi vida que tu tiempo. Si entramos en
fila en una rotonda somos un único vehículo, si tu entras después, tienes que
cederme el paso, no me puedes cortar. Si
no voy por el arcén en esa curva, puede ser porque esté intransitable, no estoy
intentando obstaculizarte.
No somos objetos rodantes, somos
personas encima de dos ruedas, no somos obstáculos que se mueven a poca
velocidad, no somos estorbos para la circulación, con educación ¡cogemos todos!
y si alguien sobra ¡No somos nosotros!
Hablamos del mal uso que hacen
del poder los poderosos, de cómo usan su situación perjudicando al más débil,
que siempre somos paganos de la situación. Nos metemos dentro de una tonelada
de metal con motor y nos convertimos en el tirano al que reprobamos,
relativizando la situación del más débil. ¿Que nos separa de ser todo lo que denunciamos
a diario? ¿Sólo poder? Ligera línea que separa a la víctima del verdugo.
También los ciclistas han de
cumplir las normas, ¡por supuesto!, pero eso no justifica el que nadie nos
ponga en riesgo.
No queremos hacer un discurso
militante, de esos que solo convencen a los convencidos, con el movimiento de
todos los ciclistas de Asturias del sábado 27 se quiere alzar la voz y decirle
a todo el mundo que somos un colectivo fuerte, que demanda de la Sociedad
atención y de su Administración
soluciones.
Y no nos referimos a que se juzguen
los casos fatales y se condene a los culpables, decimos a esa Administración
que solo se mueve ante “alarma social” que tenemos un problema, que exigimos
protección. ¿Cuántos tenemos que morirnos, para que se haga algo? ¿Cuántos nos
tenemos que juntar para ser visibles?
Se instalan radares, cámaras, vídeos patrullas con cuerpos especializados para todo y ¿no hay ninguna idea
para transmitir que el que acosa a un ciclista, sin necesidad de que lo mate,
va a ser sancionado?
El principio de la solución está
en nosotros, seamos ejemplo para nuestros hijos desde nuestros coches. ¿Qué
tendrá el volante que tanto nos transforma?
Pero ¿cómo llegar a todos los
conductores?
¿Cómo llegar a quien nos dirige?
¡Alzando la voz!
¡Alzando la voz, porque tenemos razón!
¡Alzando la voz, juntos, con un
solo nombre, porque hoy todos nos llamamos Santi!
Se puede decir más alto pero no más claro. Muchas gracias por expresar lo que todos sentimos por dentro.
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